Cultura de Calidad

Nuestro programa de cultura de calidad busca

transformar la manera en que trabajamos,

impulsando la adopción consciente de hábitos,

comportamientos y valores que nos

permitan alcanzar la excelencia

en la prestación de servicios de salud.

Esto se traduce en efectividad y seguridad para nuestros pacientes, garantizando siempre el

cumplimiento de las buenas prácticas, y así lograr nuestro propósito superior de trascender

cuidando a las personas.

Misión

Fomentar y asegurar la adopción consistente de hábitos, comportamientos y valores orientados a la excelencia, efectividad y seguridad en la prestación de servicios de salud, garantizando el cumplimiento riguroso de las buenas prácticas, para el bienestar de cada persona que cuidamos.

Visión

Trascender en el cuidado de las personas, posicionándonos como un referente de calidad y confianza en el sector salud, gracias a la sistematización y mejora continua de nuestros hábitos, comportamientos y valores, asegurando el cumplimiento ejemplar de todas las buenas prácticas.

Guiar y liderar la estrategia de gestión de información para optimizar la toma de decisiones basadas en datos siendo responsables de Diseñar, Desarrollar y Supervisar los planes, políticas, herramientas y proyectos que protegen e incrementan el valor de los datos asegurando la calidad, oportunidad, confiabilidad y usabilidad de los mismos.

Nuestros Pilares

Decálogo

La cultura se construye en los pequeños gestos.

Saludar, lavar las manos, escuchar, agradecer… son acciones cotidianas que sostienen una cultura de calidad.

Cuando fallamos, aprendemos. Cuando aprendemos, mejoramos.

El error es oportunidad si lo abordamos desde la humildad, el análisis y la acción responsable.

Reconocer lo bueno también es una práctica clínica.

Celebrar logros y buenas prácticas, fortalece el clima laboral y refuerza los comportamientos deseados.

Todos tenemos algo que enseñar y algo que mejorar.

El aprendizaje es bidireccional y constante, en todos los niveles y roles.

La calidad empieza por mí, pero nunca termina en mí.

El compromiso individual es el inicio, pero el impacto se multiplica cuando se vive en red y equipo.

Cuidamos como nos gustaría ser cuidados.

Ponerse en el lugar del otro es el primer
paso hacia una atención humanizada, compasiva y ética.

Sabemos que la calidad no es un área: es una actitud diaria.

No depende de un rol específico, sino del compromiso de cada persona en cada momento del proceso.

Actuar con seguridad es un acto de amor.

Cumplir los protocolos protege vidas y demuestra respeto profundo por quienes atendemos.

Detrás de cada número, hay una vida.

Los indicadores no son solo datos: reflejan historias, decisiones y consecuencias reales.

La excelencia no es perfección: es compromiso real.

Buscar mejorar cada día, reconocer errores y mantenerse actualizado es lo que nos acerca
a la excelencia.

Tras la pista del ID Keralty

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